Esa es una de las preguntas más importantes que puede hacerse cualquier empresario. Y no, no se trata sólo de tener un número para presumir o para ponerle precio al esfuerzo de toda una vida. Valorar una empresa es entender su momento, sus posibilidades y, sobre todo, su verdadero potencial.
Muchos emprendedores llegan conmigo con la inquietud: "Andrés, ¿cuánto podría vender mi empresa si alguien llega mañana a comprarla?"
Y mi respuesta suele comenzar con otra pregunta:
¿Para qué quieres saberlo?
Tener claro el propósito lo cambia todo
Valuar una empresa sin tener claro el “para qué” es como querer armar un rompecabezas sin saber qué imagen debe quedar al final. Las razones pueden ser muchas: atraer inversionistas, vender, asociarte, tomar decisiones estratégicas o simplemente saber dónde estás parado.
No confundas valor con precio
El valor tiene un componente emocional. Incluye todo lo que has vivido, construido y sacrificado. Pero el precio… el precio es otra historia.
El precio se negocia.
El valor se construye.
Y aunque parezcan lo mismo, uno vive en tus emociones y el otro, en la realidad del mercado.
¿Cómo se valúa una empresa?
Existen diversos métodos, y cada uno tiene sus usos, ventajas y limitaciones:
1. Valor patrimonial
Se basa en lo que la empresa tiene (activos) menos lo que debe (pasivos). Es útil para empresas consolidadas con mucha infraestructura, pero no contempla el modelo de negocio, ni la escalabilidad ni los intangibles.
2. Múltiplos (como EBITDA)
Una forma rápida de estimar valor con base en lo que empresas similares han vendido. Muy común, pero depende mucho de tener buenas referencias del mercado… algo que en países como México no siempre es fácil.
3. Flujos descontados
Este es uno de los más completos. Proyecta el futuro financiero de la empresa, considerando ventas, gastos, inversiones y riesgos. Suena técnico, pero en esencia te dice cuánto vale hoy lo que podrías generar mañana.
4. Métodos híbridos
Son ideales para startups o negocios en etapa temprana. Combinan datos duros con aspectos cualitativos como el equipo directivo, el modelo de negocio o la escalabilidad. No todos los negocios pueden medirse solo con Excel.
⚠️Ojo con estos errores frecuentes
- No tener claro para qué haces la evaluación
- Asumir que tu información financiera es perfecta
- Ser demasiado optimista con tus proyecciones
- Sobrevalorar tu marca o tu mercado
- Querer hacerlo tú solo, sin acompañamiento experto
Una última reflexión
Si alguien llega un día y te ofrece comprar tu empresa —sin que tú la estés vendiendo—, antes de decir que sí… detente y piensa:
¿Qué está viendo esa persona que tú no?
Tal vez esté viendo una cartera valiosa de clientes, una operación eficiente, canales de venta bien armados… o incluso los errores que él sabe cómo transformar en valor.
Evaluar tu empresa no es una moda. Es un ejercicio profundo de autoconocimiento empresarial. Es quitarle la parte emocional por un momento, para ver con objetividad lo que realmente has construido.